Viernes 19 de Julio, 2019

“La gratitud de los enfermos me ha contagiado”

Seguimos compartiendo con ustedes las experiencias de algunos de nuestros agentes que participan activamente de las diferentes pastorales de la parroquia.

En esta oportunidad, hemos entrevistado a Francisco Espinoza, quien es parte de la Pastoral “Misión Hospital” donde cada semana llevan la Buena Nueva a las personas que se encuentran internados en el “Hospital Salvador”.

“Hace poco más de 3 años, me acerqué a la parroquia para saber dónde podría participar.  Mi primera opción era otra, sin embargo, me decidí por visitar a los enfermos” comenta.  

Desde la primera vez que fue al hospital, su experiencia fue muy gratificante, porque las personas que están en situación de enfermedad, a pesar de estar viviendo un momento muy complejo en sus vidas, con los misioneros tienen un espacio para compartir sus alegrías, sus miedos e inquietudes, por lo tanto, se alegran con la compañía de los misioneros y “esa gratitud se contagia”, asegura.

Francisco es casado, tiene 5 hijos (4 hombres y 1 una mujer), ha formado una bella y numerosa familia, con quienes tiene la dicha de compartir, especialmente con sus nietos, a quienes los motiva con las cosas de Dios, llevándolos a la misa de los niños de la parroquia: “Hoy en día es difícil mantener a los niños y jóvenes cerca de Dios, pues el mundo los tiende a llevar por otro lado, sin embargo, es un desafío con mi esposa llevarlos a misa y hablarles siempre de Jesús y que lo conozcan desde pequeños”.

La Pastoral “Misión Hospital” visita a los enfermos del Hospital Salvador todos los sábados durante el año.  Allá son recibidos por las religiosas “Hijas de la Caridad” quienes viven en el mismo lugar y están a cargo de esta obra: “Los misioneros nos vamos juntos hasta la casa de las hermanas, ahí nos recibe la madre Silvia, quien nos envía con una bendición especial.  A continuación nos vestimos con el peto de la parroquia que dice ‘Misioneros de la Inmaculada Concepción’, y vamos hacia distintos pabellones, allá nos acercamos a los hospitalizados, los saludamos por su nombre y nos identificamos como misioneros católicos”.

Cabe destacar que sobre cada camilla hay un cartel donde aparece el nombre de la persona hospitalizada y la fecha de ingreso, eso les permite a los misioneros conocer - de alguna forma - la realidad de la persona, pues, si lleva mucho tiempo, su enfermedad tiene un tratamiento más largo y, a medida que van conversando, van conociendo un poco más de su historia: “En mi caso les digo que somos de la Iglesia de Católica, que venimos a acompañarlos un rato, y dependiendo de cómo sea la gravedad, les invitamos a confiar en el Señor y rezamos con ellos; también regalamos rosarios y/o estampitas para que se aferren a la fe de los Santos y de la Virgen.  Todo lo que hacemos es con gran cariño, intentamos manifestarles que el Señor está especialmente con los que sufren y que ellos son sus predilectos”.

Entregar amor y esperanza en el nombre de Jesús, es la gran misión que tienen quienes participan de esta pastoral, por eso, Francisco extiende esta invitación a todos quienes deseen incorporarse a esta comunidad: “Los invito a todos, que puedan vivir esta experiencia con nuestros hermanos en situación de enfermedad, es una hermosa obra que realizamos todos los sábados por la mañana.  Lo único que pedimos es el deseo de ir y llevar a Cristo al corazón de todos los hombres y mujeres que están enfermos y hospitalizados, lejos de su familia, donde muchas veces, su diagnóstico es incierto.  Con certeza recibimos mucho más amor, del que nosotros mismos entregamos ¡Hagamos vida el Evangelio!”.

"Estaba desnudo, y me vestiste; enfermo, y me visitaste" 
(Mateo 25, 36b.)