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Miembro de nuestra comunidad parroquial
Con el propósito de conocernos y hacer de nuestra parroquia una comunidad viva, seguimos compartiendo con ustedes este ciclo de entrevistas. En esta oportunidad, hemos conversado con Ana María Armendariz, quien participa junto a su esposo e hijos hace más de 30 años: ”Nosotros partimos en la parroquia porque vivíamos cerca, y a medida que asistíamos a misa, íbamos conociendo y acercándonos más a ella y a las personas que han participado durante todos estos años. Nuestro especial vínculo fue con el padre Juan Bagá (QEPD), quien nos casó y bautizó a nuestros hijos. Desde ahí nos comprometimos más con la eucaristía e incluso llegamos a ser ministros de comunión, y gracias a ello, tuve la bendición de llevar a Jesús sacramentado a mi mamá, mientras ella estuvo enferma”, señala.
Ana María Armendariz y Sergio Torretti llevan 39 años de casados, han tenido 7 hijos y 8 nietos, y con gran alegría y sencillez nos comenta: ”Generalmente vamos con mi esposo a ayudar a leer las lecturas y también como ministros de eucaristía. Intentamos ir siempre con nuestros hijos, aunque ya son grandes y a veces no es fácil que compartan las mismas cosas que nosotros o tengan otras inquietudes, de igual forma vamos juntos. Esto es para nosotros muy importante, porque al acompañarnos como familia, durante la eucaristía, sentimos como que ‘la familia está completa’”.
Para el matrimonio Torretti Armendariz, la cercanía con la Iglesia no es algo lejano a sus vidas, pues, don Francisco Armendariz (padre de Ana María), también lo fue en su momento, y he ahí la relevancia de ser testimonio para sus hijos: “Siempre hemos querido como matrimonio ser agentes evangelizadores en nuestra propia familia. Con el simple hecho de ir a misa, participar, interesarnos por las cosas de Dios y de la Iglesia, aportando desde lo sencillo, en familia, creemos que esa ha sido la misión para la que hemos sido llamados y por eso es que también ambos somos ministros de comunión” destacan.
Durante nuestra conversación con Ana María, descubrimos un aspecto muy importante del cual no todos los miembros de una comunidad parroquial estamos atentos, y es precisamente, el acompañamiento al párroco. Ella nos comenta, que de forma natural siempre han querido estar cerca de la persona que el Señor envió a su iglesia y fue así como a lo largo de estos años, han podido conocer y acompañar a los sacerdotes que han pasado por nuestra parroquia, como lo han sido los padres Hugo, Carlos, Juan y Sergio, y hoy en día, desearían compartir también con el padre Javier. Y ese testimonio es justamente el que desean compartir, para animar así a otras familias a que puedan ser parte de la vida y trabajo de los sacerdotes enviados a las comunidades: “Creemos sumamente importante brindar cercanía, apoyo y cariño a nuestros sacerdotes, partiendo siempre por la oración, así como también el conocerlo, invitarlo a la casa, etc. porque ellos a veces están muy solos. Para nosotros esta experiencia nos ha marcado la vida como familia, y así lo vivimos con el padre Juan Bagá, quien para nosotros como esposos fue un verdadero padre y para nuestros hijos, fue como un abuelo. Compartimos Navidades juntos, e incluso cuando falleció, viajamos con sus restos a su tierra, acompañándolo hasta su última morada, fue algo muy significativo para nosotros”.
Finalmente, nos dejan una hermosa invitación: “hoy en día es nuestra misión como bautizados, acercarnos a nuestras parroquias, más que a juzgar, cada uno tenemos tomar responsabilidad de hacer de nuestra Iglesia una verdadera familia de hermanos, hijos e hijas de Dios. Pues, es en nuestra Casa, donde encontramos la verdadera paz, espacios de reflexión que tenemos el deber de traspasar esta herencia a los hijos. Y cuando la vida va cuesta arriba y necesitamos buscar las fuerzas para el día a día, solo ahí encontramos tranquilidad, esperanza. Además, el hecho ir a misa, conocer al sacerdote, apoyarlo en lo que se pueda, dar cariño de hogar y de familia, es algo que nos urge especialmente este tiempo, porque a veces pensamos que son “superhombres” y no pensamos que si quizás han fallado, es porque también los hemos dejado solos y preguntarnos ¿qué hemos hecho nosotros para apoyarlos, para rezar por ellos, para darles cariño de familia? … recordemos que la soledad también enferma”, enfatiza.
Para cerrar, nos pide: “Recemos mucho por nuestros pastores, por aquellos que ya han partido a la Casa del Padre, por el padre Sergio en su tiempo de discernimiento, y por nuestro nuevo párroco, para que sigamos siendo fieles a la misión que el Señor nos encomendó”, finaliza.
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