Viernes 22 de Mayo, 2020

¿Sabías que...

La celebración de su natalicio, se realizó en la Basílica de San Pedro que reabrió este 18 de mayo sus puertas a los turistas, con estrictas normas de seguridad y sometida a una profunda desinfección para evitar contagios del COVID-19.

“He sentido miedo al recibir esta designación, pero lo he hecho con espíritu de obediencia a Nuestro Señor Jesucristo y con confianza plena en su Madre, María Santísima. No sé si podré explicarme bien en vuestra… nuestra lengua italiana; si me equivoco, corríjanme”, fueron las primeras palabras que Karol Wojtyla dijo haciendo caso omiso al protocolo, al convertirse en el primer Papa en salir al balcón y hablar ante la multitud congregada en la plaza San Pedro, en el Vaticano.

Eso fue el 16 de octubre de 1978, cuando la fumata blanca anunció el “Habemus Papam” adoptando el nombre de Juan Pablo II, como homenaje a sus tres antecesores. Lo recordamos con mucho amor por cumplirse el aniversario 100 de su nacimiento.

San Juan Pablo II
Elegido para el solio de Pedro cuando ocupaba el puesto de cardenal-arzobispo de Cracovia (Polonia), el prelado Karol Wojtyla (1920) fue el primer pontífice no italiano en más de cuatro siglos de historia del Vaticano. “El hombre no puede vivir sin amor. Él permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa de él vivamente. El amor se siente, no se ve; el amor silencioso es el más fuerte de todos”, fue una las muchas frases que profesaba en sus mensajes a los católicos del mundo.

Fue hijo de un oficial de la administración del Ejército polaco y de una maestra de escuela, de joven practicó el atletismo, el fútbol y la natación; fue también un alumno excelente y presidió diversos grupos estudiantiles. Desarrolló además una gran pasión por el teatro, y durante algún tiempo aspiró a estudiar literatura y convertirse en actor profesional.

Durante la ocupación nazi de Polonia compaginó sus estudios y su labor de actor con el trabajo de obrero en una fábrica, para mantenerse y evitar su deportación o encarcelamiento. En 1942 inició su formación sacerdotal. Finalizada la Segunda Guerra Mundial, fue ordenado sacerdote (1 de noviembre de 1946), amplió sus estudios en Roma y obtuvo el doctorado en Teología en el Pontifico Ateneo Angelicum.

Como todos sabemos, fue un gran defensor de la justicia social y económica, abogando en todo momento por la mejora de las condiciones de vida en los países más pobres del mundo. Su legado ecuménico y de paz, sigue inspirando al mundo hasta hoy.

San Juan Pablo II... ruega por nosotros

Fotografia inferior: Primera comunión de Karol Wojtyla