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La donación, como el año pasado en esta época, la hace el Arzobispado de Santiago a través de vales para retirar los balones de gas, con el fin de apoyar al funcionamiento de los comedores parroquiales abiertos y de las ollas comunes, en lugares de mayor carencia. Los vicarios son los encargados de detectar las necesidades en sus respectivas zonas y derivar a ellas este aporte.
El Vicario General del arzobispado, monseñor Cristián Roncagliolo, expresó que esta donación “ayuda a ayudar, porque hay tantas personas que hoy están en situaciones difíciles, por la cesantía, que acuden a las ollas comunes, a las juntas de vecinos, y las mismas instituciones que apoyan no siempre tienen los recursos básicos, como gas o alimentos”. Agregó que esto es una forma concreta de decir que “la Iglesia está contigo, queremos ayudarte, queremos animarte, vivir la caridad de Cristo, que es nuestra tarea y nuestra misión”.
Iglesia y sociedad civil en favor de los más pobres
En la Vicaría Zona Centro el gas se van a distribuir en especial en las comunidades parroquiales que tienen ollas comunes, comedores, atención a adultos mayores y personas en situación de calle, a las que se les da la posibilidad de bañarse con agua caliente, precisa Gabriel Rogers, secretario pastoral de la Vicaría Centro. Como la mayoría de los comedores no pueden recibir personas para almorzar, las parroquias funcionan como ollas comunes, en las que se retiran los alimentos para llevar.
En esta zona, como en otras, hay comedores de parroquias que entregan a cada persona dos y hasta tres raciones diarias toda la semana, como Santa Sofía. Otras tienen un comedor dominical. Además, también dan comida las parroquias N. S. de Andacollo, Santa Ana, San Gerardo, la Basílica La Merced, que lleva comida a adultos mayores y personas en situación de calle; San Antonio de Padua y Los Ángeles Custodios, entre otras.
Al respecto, Gabriel destaca: “Este aporte es fundamental ante la escasez de recursos. Si no tienen la ayuda de alguien, si no hay solidaridad, cómo subsisten. Se funciona con agrupaciones del mundo civil, no son solo agentes pastorales, es la sociedad civil que se ha puesto las pilas y se articula con el esfuerzo que hace la Iglesia”.
La gente es generosa
Por su parte, el padre Ignacio Gramsch, Vicario de la Zona Norte, explica que se organizan a través de los decanatos y los equipos de pastoral social de la zona, según la cantidad de vales y las falencias detectadas. Hay decanatos más necesitados como Quilicura, Renca, Independencia y Conchalí, y “el fin primero son las ollas comunes, comedores y panaderías populares, pero ahora también las familias necesitadas, con cesantes y adultos mayores”, que pueden recibir esta ayuda, indica.
El padre Ingacio, además, sigue adelante con la “panadería delivery” en su parroquia, San Alberto, de Recoleta: “La gente es generosa y nos sigue llegando ayuda”. Los miércoles, jueves y sábado, junto a un grupo de voluntarios, amasan y reparten 580 panes en bolsitas de ocho unidades cada una, para alrededor de 70 familias, distintas en cada ocasión. “Hay personas que dividen su bolsa, como la señora Vitalia, para compartir con otros vecinos necesitados, es para llorar de emoción”, comenta.
Agrega que “el Señor nos ha bendecido mucho, y a mí también, como cura. Antes no tenía cotona y ahora tengo una, porque cuando uno carga sacos de harina queda todo manchado”. El aporte de balones de gas, dice, “lo valoramos y agradecemos, porque es una especie de mini bono para las familias muy pobres”
Fuente: iglesiadesantiago.cl
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