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¡Celebrémoslo con devoción!
Se acerca un momento especial y lleno de gracia: el Mes de María. Desde el 8 de noviembre hasta el 8 de diciembre, elevaremos nuestras oraciones para honrar a nuestra Madre.
Te esperamos de lunes a viernes a las 11:30 y 19:00 hrs. en el templo parroquial para rezar el Mes de María, reflexionar y recibir la comunión. Será un hermoso momento para meditar sobre los misterios de la vida de la Madre y su Hijo, Jesús.
Puedes volver a escuchar las charlas sobre los dogmas marianos para profundizar en el conocimiento de la Virgen María y su papel en nuestra fe haciendo clic AQUÍ.
También, los miércoles 8, 15, 22 y 29 de noviembre y 6 de diciembre a las 19:30 hrs. en el templo parroquial puedes prepararte para una consagración personal al Inmaculado Corazón de María, una hermosa práctica espiritual.
Además, compartimos con ustedes el libro del Mes de María realizado por la Pastoral de la Universidad Católica “La multitud de creyentes tenía un mismo corazón” (Cf. Hch 4, 32).
A través de un momento de oración y meditación de los misterios marianos, el libro destaca la paz, la reconciliación y el deseo de vivir como hermanos, tal como lo alentó el Papa San Juan XXIII hace 60 años: “la paz en la tierra, suprema aspiración de toda la humanidad a través de la historia es indudable que no puede establecerse ni consolidarse si no se respeta fielmente el orden establecido por Dios”. (Descarga el documento al final de la nota)
Para dar inicio a este mes, recemos juntos la Oración Tradicional de Inicio del Mes de María y, cuando llegue el momento, predicaremos la Oración del Fin de Mes de María.
Oración tradicional de inicio del Mes de María
¡Oh María!, durante el bello mes a ti consagrado,
todo resuena con tu nombre y alabanza.
Tu santuario resplandece con nuevo brillo,
y nuestras manos te han elevado un trono de
gracia y de amor, desde donde presides nuestras
fiestas y escuchas nuestras oraciones y votos.
Para honrarte, hemos esparcido frescas flores a
tus pies, y adornado tu frente con guirnaldas y
coronas.
Mas, ¡oh María!, no te das por satisfecha con
estos homenajes. Hay flores cuya frescura y
lozanía jamás pasan y coronas que no se marchitan.
Estas son las que tú esperas de tus hijos,
porque el más hermoso adorno de una madre
es la piedad de sus hijos, y la más bella corona
que pueden depositar a sus pies, es la de sus virtudes.
Sí, los lirios que tú nos pides son la inocencia de nuestros
corazones.
Nos esforzaremos, pues, durante el curso de este mes
consagrado a tu gloria, ¡Oh Virgen Santa!,
en conservar nuestras almas puras y sin manchas,
y en separar de nuestros pensamientos, deseos y miradas
aún la sombra misma del mal.
La rosa, cuyo brillo agrada a tus ojos, es la caridad,
el amor a Dios y a nuestros hermanos. Nos amaremos,
pues, los unos a los otros, como hijos de una misma familia, cuya Madre eres, viviendo todos en la dulzura de una concordia fraternal. En este mes
bendito, procuraremos cultivar en nuestros corazones
la humildad, modesta flor que te es tan querida,
y con tu auxilio llegaremos a ser puros, humildes,
caritativos, pacientes y esperanzados.
¡Oh María!, haz producir en el fondo de nuestros
corazones todas estas amables virtudes;
que ellas broten, florezcan y den al fin frutos
de gracia, para poder ser algún día dignos hijos
de la más santa y la mejor de las madres.
Amén.
Oración tradicional final del Mes de María
¡Oh María, Madre de Jesús, nuestro Salvador y
nuestra buena madre! Nosotros venimos a ofrecerte,
con estos obsequios que colocamos a tus pies,
nuestros corazones deseosos de serte agradable,
y a solicitar de tu bondad un nuevo ardor en tu santo servicio.
Dígnate a presentarnos a tu Divino Hijo, que en vista de
sus méritos y a nombre de su Santa Madre, dirija nuestros
pasos por el sendero de la virtud. Que haga lucir con
nuevo esplendor la luz de la fe sobre los infortunados
pueblos que gimen por tanto tiempo en las tinieblas
del error.
Que vuelvan hacia Él, y cambien tantos corazones
rebeldes, cuya penitencia regocijará
Su corazón y el tuyo. Que convierta a los enemigos de
su Iglesia y que en fin, encienda por todas partes el
fuego de su ardiente caridad, que nos colme de
alegría en medio de las tribulaciones de esta vida y
de esperanzas para el porvenir.
Amén.
Portada: radiorsd.pe/
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