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Pilares que nos transforman
Cuando Jesús estuvo en el desierto fue un tiempo difícil de purificación y preparación para la promesa del Padre, donde la oración y el ayuno fueron grandes aliados para soportar la debilidad humana y sobre todo, las tentaciones del diablo.
De igual forma, en estos 40 días antes de Pascua se nos invita a vivir la oración, el ayuno y la caridad como prácticas virtuosas para dejarse transformar por el amor de Dios.
A través de la oración el hombre se vuelve a Dios, por el ayuno se libera del mundo y por la limosna se vuelve en caridad y misericordia hacia los hombres. Sin embargo, no deben ser prácticas momentáneas, sino una forma de vida.
¿Cómo ponerlas en práctica?
La oración: Recibiendo la comunión o la Misa diaria; la lectura espiritual; la consagración o devoción personal; rezos del Ángelus, del Rosario; visita al Santísimo, asistencia a retiros; entre otras acciones.
El ayuno: Moderación de la comida; limitarse de redes sociales o de distracciones; austeridad en gastos; eliminar los lujos; alejarse de costumbres mundanas; entre otros.
La caridad: Destinar tiempo a la familia, la parroquia o el barrio o realizar donaciones económicas al prójimo como Cuaresma de Fraternidad que este año se destina a las familias más vulnerables de Chile.
Estos son solo algunos ejemplos de cómo vivir la Cuaresma hoy. Son una clara enseñanza de Jesús para encontrar la verdadera liberación de la esclavitud actual.
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