El último recorrido de Peter Horn

Concluye el especial dedicado al artista alemán

En este noveno y último capítulo de la vida y obra del escultor alemán, Peter Horn, queremos revisar el aporte que realizó en dos cementerios.

En el Cementerio Alemán de Osorno se aprecian las lápidas de las familias Schott, Scholzs, Eggers y Hubach. También, talló un crucifijo ubicado en la capilla del lugar.

En el Cementerio Católico, luego del terremoto de 1960, se levantó un gran acceso de piedra gris y una capilla al interior del camposanto. Allí dejó huella el artista.

Su obra se admira en la fachada y en 1963 se dedicó a realizar un Cristo, un crucifijo, la muerte de San José y un Via Crucis, todos de madera.

Años después, Horn comienza a sentir el cansancio acentuado por una enfermedad crónica que va quitando sus fuerzas.

Si bien planificó junto a su esposa, Josefine, una vejez tranquila, el 15 de abril de 1969 a los 61 años de edad, sufrió una falla al corazón y riñón.

Su despedida se realizó en la capilla del Cementerio Católico, lugar que él mismo decoró, en presencia de un gran número de autoridades, artistas y amigos de la familia.

Años más tarde, su hijo Miguel realizó una placa conmemorativa en madera para la tumba de su padre y madre.

Con este espacio, nuestra comunidad ha querido profundizar en un genio innato, reconocido y querido por el mundo del arte. Un inmigrante que vino a parar a estas tierras y quiso dejar huella de su fe, acercando a quien contemple sus obras, a la misericordia de Dios.

Reconocemos que con este pequeño homenaje, han quedado en el tintero muchas obras que dan vida a espacio sagrados. Pero, orgullosos lucimos nuestro humilde reconocimiento en la placa conmemorativa que está al ingreso del templo y que fue instalada al cumplir 60 años de historia parroquial.

Cada día admiramos nuestra iglesia, la Casa de Dios, llena de obras hechas por un artesano de la fe. Gracias Peter Horn.

Fuente: Libro Peter Horn 1908-1969, escultor de emociones. Gisela Kroneberg Contzen, 2009.