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Los envió.
Jesús llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros.
Y les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan, ni provisiones, ni dinero; que fueran calzados con sandalias y que no tuvieran dos túnicas.
Les dijo: “Permanezcan en la casa donde les den alojamiento hasta el momento de partir. Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos”.
Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión; expulsaron a muchos demonios y sanaron a numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo.
Palabra de Dios
Reflexionemos la Palabra de Dios con Fr. Luis Martín Figuero O.P. de la Comunidad Virgen de la Vega. Babilafuente (Salamanca)
Vamos a analizar más detenidamente cada uno de las instrucciones que Jesús les encomienda:
1º.- Primero les pide que, aparte de un bastón, no lleven más para el camino, ni pan, ni alforja, ni dinero; que lleven sandalias, pero no una túnica de repuesto. (Mc 6, 8-10).
¿Qué les quiere transmitir Jesús dándoles estas primeras instrucciones?
Que lo central es el mensaje a transmitir por eso, que nada ni nadie les debe detener a la hora de enseñar ese mensaje y que, si para ello es necesario que se desprendan de las cosas materiales, tienen que hacerlo. Que no se aten a nada ni a nadie. Que sólo vayan con lo imprescindible.
¿Cómo podemos aplicar esta instrucción en nuestra vida de cristianos?:
Como dice Pagola, a los cristianos nos preocupa mucho que la Iglesia cuente con medios adecuados para cumplir eficazmente su tarea: recursos económicos, poder social, …, Nos parece lo más normal. Sin embargo, cuando Jesús envía a sus discípulos, no piensa en lo que han de llevar consigo, sino en lo que no han de llevar. La intención original de Jesús fue clara. Jesús necesita de gente sencilla, que sepa vivir con pocas cosas y que lo único que busquen es una sociedad más justa e igualitaria. Una sociedad de hombres y mujeres cristianos que sepan vivir con pocas cosas. Creyentes capaces de mostrar que la felicidad no está en acumular bienes.
2º.- Segundo, “cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta que os marchéis del lugar. Y si en algún lugar no os reciben ni quieren escucharos, salid de allí y sacudíos el polvo de los pies” (Mc 6, 10-11).
Jesús está diciendo a los discípulos que para llevar a cabo su misión no tenemos que depender de si nos escuchan o no, no tenemos que depender de si nos reciben o no. Jesús nos envía a predicar, pero eso no significa que vayamos a tener éxito en esa misión, como decía la madre Teresa de Calcuta. “Dios no nos llama a tener éxito, Él nos llama a ser fieles”.
Tristemente, muchas veces, nos privamos de hacer el bien porque los demás no nos agradecen, o no valoran nuestro trabajo, o no recogemos lo que sembramos; muchas veces nos detenemos de ayudar a alguien porque hemos recibido alguna ofensa de él o alguna crítica, o han hablado mal de nosotros… Aunque no encontremos fruto en nuestro trabajo, en la gente a la que servimos, que eso no nos detenga de hacer lo que tenemos que hacer.
Al final del evangelio, Jesús dice a sus discípulos que cuando se vayan de donde han estado, si no les han recibido, que se sacudan el polvo de los pies. Es decir, que esas decepciones, que esos fracasos, no se vayan acumulando en nuestros corazones, porque a veces, cuando no obtenemos el éxito que esperábamos, esas decepciones, esos fracasos nos entristecen, nos deprimen y tenemos la tentación de abandonar, de tirar la toalla. Jesús nos dice que nos sacudamos el polvo, pero que sigamos adelante, que sigamos evangelizando, que sigamos tocando puertas, porque el que quiera abrir, abrirá, el que quiera escuchar, escuchará. Lo importante es que sigamos cumpliendo con nuestro trabajo, con nuestra misión, que eso es lo que nos pide Jesús, porque Él no nos llama a tener éxito sino a ser fieles al mandato que él nos ha designado, que es el de anunciar su mensaje.
¿Qué nos ayuda a no detenernos, a seguir siendo fieles a nuestra misión, a pesar de los fracasos?
Jesús nos pide que seamos ejemplo de cristianos, viviendo nuestro cristianismo, sin atarnos a muchas cosas que nos despisten de nuestro camino, ¿cómo lo estamos haciendo?
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