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Domingo 21 de Julio, 2024

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 6, 30-34

 


Eran como ovejas sin pastor

Al regresar de su misión, los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.

Él les dijo: “Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco”. Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer. Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto. Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos.

Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.

Palabra de Dios

 

A continuación, compartimos una reflexión del fraile dominico Fray José Mª Viejo Viejo O.P. del Convento de La Virgen del Camino, León, España.

La invitación que el Señor dirige a sus discípulos para que lo acompañen a un lugar tranquilo y puedan descansar un poco no ha podido llevarse a cabo, pues cuando pensaban haber llegado a ese “lugar desierto” se encontraron con una multitud de personas y el programado descanso saltó por los aires, pues Jesús “vio una multitud y se compadeció de ella… y se puso a enseñarles muchas cosas”.

Este “cambio de planes” es muy instructivo para nosotros, pues solemos estar convencidos de que si aquello que hemos programado hacer nos parece bueno, sin duda que lo llevaremos a término. La página del Evangelio nos instruye a propósito de nuestros “programas”, para que estemos siempre abiertos a la posibilidad de que no siempre nos resulte posible llevarlos a cabo. El programa de Jesús para sus discípulos cambió, y el Señor se puso a enseñar a la multitud muchas cosas.

Hermosa lección para nosotros en nuestra vida y en nuestro apostolado: hemos de estar siempre atentos a lo que el buen Dios disponga en cada momento, para aprovechar la ocasión y saber sacar partido de lo que aparentemente nos pudiera parecer una contrariedad. Si el Señor “escribe derecho con renglones torcidos”, de nosotros se espera la prontitud para cambiar el chip y adaptarnos a la nueva e inesperada situación, tal como le sucedió al mismo Jesucristo, que había invitado a sus discípulos a descansar un poco, descanso que tuvo que esperar tiempos mejores.

¿Cómo reacciono cuando mis programas no se realizan? ¿Soy capaz de orientar mi mente y mi corazón hacia el Señor y comentar con él mi estado de ánimo, mis sentimientos? ¿Voy aprendiendo a repensar lo que me está sucediendo y tratar de entender que todo sirve para el bien de quienes aman a Dios? De verdad: ¿es Jesucristo mi descanso, mi consuelo, mi vida?




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