Viernes 25 de Octubre, 2024

Ana y Jorge, unidos en matrimonio a los 86 y 85 años

No es una novedad que nuestra parroquia se celebren matrimonios. Pero sí lo es, que este sacramento lo reciban dos personas que atesoraban este anhelo en su corazón hace muchas décadas.

Es el caso de nuestra querida Ana Sotomayor y Jorge Salinas, de 86 y 85 años de edad respectivamente, quienes el pasado sábado 19 de octubre fueron bendecidos en el sagrado vínculo matrimonial.

Ana, chilena, y Jorge, de nacionalidad argentina, se conocieron en Estados Unidos. Jorge había tenido un breve matrimonio en Argentina que no prosperó, por lo que ambos comenzaron una nueva vida juntos.

Criaron a sus dos hijas gemelas y, cuando las pequeñas tenían 6 años, decidieron establecerse en Chile.

La vida siguió su curso. Anita comenzó a servir como Ministra de Comunión en nuestra parroquia, actividad que ya lleva 18 años, y las responsabilidades cotidianas pospusieron el anhelo del matrimonio.

Con el paso del tiempo, la salud de Jorge empezó a deteriorarse y el sueño del matrimonio se veía cada vez más lejos.

Cuando ambos pasaban difíciles momentos de salud y eran visitados en su hogar por el padre Javier, nuestro párroco los alentó a consultar sobre el estado civil de Jorge y a regularizar su situación ante la Iglesia.

Para sorpresa de ambos, Jorge quedó viudo hace 17 años, entonces el deseo de consagrar su amor ante Dios volvió a encenderse.

En menos de dos meses ambos estaban ante el altar, siendo testigos los familiares, amigos y algunos feligreses.

"Cuando nos casamos, yo lloraba mirando al cielo y diciendo 'Gracias Señor, gracias Señor'. Sentía mi corazón hinchado de gratitud y alegría", recordó Anita quien además tuvo palabras de agradecimiento para el padre Javier “por su acompañamiento en todo este proceso".

Al contemplar este final feliz, Ana compartió un mensaje para todas las parejas que están en una situación similar.

"Estén con Dios, entréguense a Él. Él sabe guiar nuestras vidas y lo que es mejor para cada uno de nosotros. A través del amor y la paciencia, con la ayuda de Dios y la Virgen, todo es posible", dijo Anita.

Hoy, Ana y Jorge nos dejan un testimonio de fe, perseverancia y amor, recordándonos que siempre es un buen momento para hacer realidad los sueños que tenemos en el corazón, porque para Dios, nada es imposible.