Tweet |
|
Felices ustedes los pobres. Ay de ustedes los ricos
Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles.
Al bajar con éstos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y una gran muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón. Entonces Jesús, fijando la mirada en sus discípulos, dijo:
“¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece!
¡Felices ustedes, los que ahora tienen hambre, porque serán saciados!
¡Felices ustedes, los que ahora lloran, porque reirán!
¡Felices ustedes, cuando los hombres los odien, los excluyan, los insulten y proscriban el nombre de ustedes, considerándolos infames a causa del Hijo del hombre!
¡Alégrense y llénense de gozo en ese día, porque la recompensa de ustedes será grande en el cielo! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los profetas!
Pero ¡ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su consuelo! ¡Ay de ustedes, los que ahora están satisfechos, porque tendrán hambre!
¡Ay de ustedes, los que ahora ríen, porque conocerán la aflicción y las lágrimas!
¡Ay de ustedes cuando todos los elogien! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los falsos profetas!”
Palabra del Señor
A continuación, te invitamos a profundizar la Palabra con Fray Dailos José Melo González O.P., del Real Convento de Nuestra Señora de Candelaria, Tenerife, España.
La liturgia de este sexto domingo del Tiempo Ordinario nos presenta una enseñanza fundamental sobre la vida cristiana: la bienaventuranza de quienes confían en el Señor y la advertencia para aquellos que ponen su seguridad en el mundo. Las lecturas nos invitan a examinar en qué o en quién estamos depositando nuestra confianza y qué camino estamos siguiendo en nuestra vida.
El Evangelio de Lucas (Lc 6,17.20-26), Jesús proclama las bienaventuranzas y los ayes. ¡Qué desafiante es este mensaje para el mundo de hoy! Felices los pobres, los que lloran, los perseguidos... Pero, ¿cómo puede ser esto una felicidad? La clave está en que Jesús no habla de una felicidad mundana, sino de la verdadera alegría del Reino de Dios. Los pobres de espíritu son aquellos que dependen totalmente de Dios; los que lloran, aquellos que, con humildad, reconocen su necesidad de Él; los perseguidos, los que viven con coherencia su fe. En cambio, los “ayes” advierten a quienes se han acomodado en una falsa seguridad, en las riquezas, en la superficialidad del mundo.
Hermanos, este domingo Jesús nos pregunta: ¿Dónde está puesta nuestra confianza? ¿Estamos arraigados en Dios o en las seguridades pasajeras del mundo? Esta es una invitación a revisar nuestro corazón y a confiar plenamente en Él, sabiendo que solo junto a Dios podemos encontrar la verdadera felicidad. Que el Señor nos dé la gracia de vivir las bienaventuranzas y de ser testigos de su amor en el mundo.
Fuente: Dominicos.org
Av Vitacura 3729, Vitacura, Región Metropolitana
Teléfono: 22 208 1730
E-mail: secretariapinmaculada@iglesia.cl