Llevar a Jesús Sacramentado: Un regalo de Dios

Apostolado en la Clínica Alemana

María Eugenia Azócar Doussoulin lleva alrededor de 40 años en nuestra parroquia, ha participado en distintos servicios de catequesis, grupos de oración, ayudando misa, entre otras actividades. En la actualidad está jubilada y es ministra de comunión, para lo cual se preparó dos años en un curso de la Vicaria de la Zona Cordillera.

Es parte del grupo de 8 personas que va a la Clínica Alemana cada miércoles.

¿Cómo es un día a la Clínica?

"Primero preparamos la visita con una oración en el oratorio. Nos juntamos a las 9:30 hrs. en la parroquia para rezar en el Santísimo la oración de la visita a los enfermos, una oración muy hermosa en la que nos encomendamos al Señor para hacer lo que Él nos pide"...

En la recepción de la clínica hay un libro donde se anota la gente para recibir la Comunión. Una vez en la clínica se asignan distintos pisos para llevarles la comunión según las especialidades.

¿Cómo es la experiencia de llevar a Jesús Sacramentado?

"Para mí es un regalo de Dios llevar la comunión, entregar al Señor a los enfermos es algo maravilloso se les da consuelo y esperanza. Ellos lo reciben felices con mucho amor. Esa es la experiencia… es realmente impresionante cómo el Señor llega en la Eucaristía y los pacientes lo reciben con fe y con gran consuelo, les da esperanza y ánimo para enfermedad que están viviendo".

¿Qué dificultades tienen?

"Hay ocasiones en que las visititas son muy emocionantes, muchas veces son tristes y para eso lo que nos ayuda es la oración".

Finalmente se despiden y se van felices a sus casas.

Te invitamos a ser parte de este hermoso apostolado. Si quieres ser ser ministro de comunión para enfermos contáctate con nuestra parroquia al teléfono 22 208 9662, al correo secretariapinmaculada@iglesia.cl

Oración para antes de la visita al enfermo

Señor Jesús,
Durante tu vida terrenal
encarnaste la ternura
de Dios entre los hombres.
Ahora, que eres invisible,
nos corresponde a nosotros,
tus discípulos,
hacer visible tu rostro luminoso.

A la hora de visitar a los enfermos,
te dirijo esta oración:
habítame, Señor Jesús,
hazme transparente a tu presencia
y enséñame a ser la sonrisa
de tu bondad;
porque, en el fondo,
es a ti al que quieren encontrar
a través de mí.

Inspírame constantemente
la actitud que tengo que tomar,
las palabras que tengo que decir
y los silencios que tengo que guardar.

Entonces seré para ellos
un camino que les conduce a ti.

Amén.