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Juana Fernández Solar; Santiago de Chile, 1900 - Los Andes, 1920
Fue una joven religiosa y la primera santa chilena de la Iglesia Católica. Desde muy niña había dado muestras de su espiritualidad: quiso comulgar con tan sólo cinco años, prometió a los seis rezar el rosario todos los días y a los catorce amadrinó a un niño que le había pedido limosna en la calle. La lectura de la obra Historia de un alma, de la carmelita francesa Teresita del Niño Jesús y, sobre todo, las obras de Santa Teresa de Jesús, a quien consideró su guía y maestra, influyeron enormemente en el desarrollo de su vocación.
Durante su preparación para el Carmelo, el 7 de diciembre de 1915, un día antes de que su confesor le permitiera hacer su primer voto de castidad, Juana escribió en su diario:
"Es mañana el día más grande de mi vida. Voy a ser esposa de Jesús. ¿Quién soy yo y quién es Él? El todopoderoso, inmenso, la Sabiduría, Bondad y Pureza misma se va a unir a una pobre pecadora. ¡Oh, Jesús, mi amor, mi vida, mi consuelo y alegría, mi todo! ¡Mañana seré tuya! ¡Oh, Jesús, amor mío! Madre mía, mañana seré doblemente tu hija. Voy a ser Esposa de Jesús. Él va a poner en mi dedo el anillo nupcial. Oh, soy feliz, pues puedo decir con verdad que el único amor de mi corazón ha sido Él".
Durante su estancia en el convento no dejó de escribir cartas a sus familiares y amistades en las que pregonaba su amor a Cristo, a la Eucaristía y a la Virgen, además de su alegría y su felicidad por ver cumplida su vocación: "así pasamos la vida; orando, trabajando y riéndonos".
A lo largo de su corta vida sufrió varias enfermedades. Nunca expresó, sin embargo, la más mínima queja, ya que consideraba que era Dios quien le "permitía sufrir". En 1920 cayó gravemente enferma a consecuencia de un tifus, y en artículo de muerte recibió los hábitos como sor Teresa de Jesús. Después de una agonía de 14 días, falleció en el convento el 12 de abril de 1920.
Tras un proceso de beatificación iniciado cuarenta años antes, en 1987 fue proclamada beata por el papa Juan Pablo II, como "la luz de Cristo y el faro luminoso que debe guiar a los chilenos". En 1993 fue canonizada y declarada primera santa del país con el nombre de Santa Teresa de Los Andes. Sus restos descansan en el santuario de Auco, en Los Andes.
Fuente: Biografías y Vidas
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