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Su significado trasciende el tiempo
El primer dato que revelamos al contacto con alguien desconocido es nuestro nombre. Este mismo tiene una historia que, a más de alguno, le habrán contado sus padres. ¿Tú sabes el origen y el significado de tu nombre?
Nuestro nombre no sólo revela algo de nuestra persona, éste tiene un significado que trasciende el tiempo, que nos hace pensar en nuestra vocación a la eternidad. Leyendo el documento Amoris Laetitia, encontré en el número 166 una mención interesante: Dios ha concedido a los padres “elegir el nombre con el que Él llamará a cada uno de sus hijos por toda la eternidad”. Sorprendida, me quedo meditando en la importancia del nombre que recibimos, ése que nuestros padres o familiares eligieron para cada uno, con el cual Dios nos llama a lo largo de nuestra vida y con el que nos llamará en su presencia.
En la Biblia el tema del nombre no es casual, pues revela en muchas ocasiones la misión de quien lo porta. Así podemos mencionar el significado de Abraham “padre de una multitud”. Y claramente el de Jesús, “Yahvé salva”. Los primeros cristianos comenzaron a invocar este bendito nombre y, como fiesta litúrgica, se comenzó a celebrar a partir del año 1530. Actualmente el 03 de enero está dedicado a la fiesta del Santo Nombre de Jesús.
No podemos dudar del valor profundo de nuestro nombre, éste en lo escondido conlleva nuestra misión: algunos quizás ya están en camino haciendo realidad el significado de su nombre; a otros tal vez les falte descubrirlo o vivirlo con toda intensidad como un acto de amor, como Jesús lo vivió. Porque al fin de cuentas, nuestro nombre también es un don que otros pensaron para nosotros, como leemos también en el documento Amoris Laetitia: “Los niños, apenas nacidos, comienzan a recibir como don, junto a la comida y los cuidados, la confirmación de las cualidades espirituales del amor. Los actos de amor pasan a través del don del nombre personal, el lenguaje compartido, las intenciones de las miradas, las iluminaciones de las sonrisas” (AL 172).
Demos gracias al Señor por el nombre que Él eligió para nosotros y se lo susurró a nuestros padres.
Hna. Gladys De la Cruz Castañón, HCJC
Roma, Italia
Fuente: Revista ContactoS (Catequistas.cl)
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